No es sólo porque me hace feliz, es porque es feliz conmigo. Me encanta que se ría, y las guerras porque siempre son de cosquillas.
No importa cuándo ni dónde. Está, y si no está, aparece. No es dependencia pero es lo más parecido a una droga...te revive, te hace única y te sientes con más vida que nunca.
Acaba una etapa, empieza otra y sigue ahí, mirando. Viendo cómo bostezas, cómo te recoges el pelo o cómo corres por la calle muerta de risa.
Gracias por 6 kilos de felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario